Se inicia con la observación ya que hay un importante número de casos en que sólo hay que controlar que las curvas no progresen ya que no requieren nunca tratamiento. En general a estos pacientes se les indica ejercicios kinésicos para mantener la columna flexible, mejorar la musculatura y mantener una buena postura.
Las curvas de estos pacientes son flexibles, con menos de 15 grados de inclinación lateral y muy leve rotación vertebral. Su control es clínico y si es necesario se toma radiografías cada 6 o 12 meses, dependiendo de la impresión clínica y del grado de maduración esquelética. Si los pacientes son menores de edad el control debe ser más estrecho, ya que el riesgo que las curvas progresen es mayor.
Si estos pacientes progresan en sus curvas, o nos encontramos con curvas mayores de 15 grados y rotación de cuerpos vertebrales, indicamos de partida el uso de CORSÉ. El corsé más usado es el de Milwaukee que puede tratar curvas torácicas y lumbares. (Fig.1)
Figura 1
Visión posterior del Corsé de Melwaukec con su almohadilla de conversión.
A derecha en una actitud estática, a izquierda ejercicio dentro de Corsé.
Este tratamiento se realiza casi siempre en pacientes menores de 14 años, con curvas menores de 50°, flexibilidad de curva a lo menos de 40% y con signo de Risser menor que 3.
Curvas mayores de 60° rígidas con Risser 4 o 5 están fuera de la posibilidad de tratamiento ortopédico.
El objetivo del tratamiento con corsé es detener la progresión de la curva. Si el paciente es muy joven con Risser 0 o 1, flexibilidad de curva mayor que 60% y curvas menores de 30° se puede también lograr correcciones de estas curvas y de la giba costal (mejorar la rotación vertebral), no obstante esto no es el objetivo del tratamiento.
Los porcentajes de corrección que se pueden lograr son variables, alcanzando en algunos casos hasta 20% de corrección, al finalizar el tratamiento.
Lo más frecuente es que sólo se detenga la progresión de las curvas.
Clásicamente se debe usar el corsé 23 horas al día y por lo tanto se debe dormir con él. La hora que se saca el corsé se deja para ducharse, hacer ejercicios sin corsé y para friccionar las zona de apoyo del corsé, logrando con ello una mayor resistencia de la piel a la presión.
La tolerancia del corsé en los niños es muy grande, sobre todo si hay comprensión de parte del paciente y apoyo familiar. No ocurre así en el adolescente en que se observa frecuentemente rechazo al tratamiento por las limitaciones que el uso del corsé provoca en la vida diaria del adolescente. Especial importancia en esta edad se debe dar a la educación y apoyo psicosocial contínuo al adolescente y su familia.
Los niños y adolescentes en tratamiento con corsé deben realizar tratamiento kinésico que mejora la flexibilidad de la columna y fortalece la musculatura abdominal y paravertebral. Además se debe mejorar la postura y función respiratoria.
El uso de corsé se prolonga habitualmente hasta el fin del crecimiento, cuando la columna logra una estabilidad que no se pierde al retirarlo.
El retiro del corsé es lento y progresivo observando la estabilidad de la columna con exámenes radiográficos seriados. Esta estabilidad se logra por la maduración ósea y por el fortalecimiento muscular.
Una forma de retiro de corsé es sacarlo una hora en la mañana y una hora en la tarde el primer mes, luego dos horas mañana y tarde el segundo mes , luego 3 horas mañana y tarde el tercer mes, luego todo el día usándolo solo en la noche el cuarto mes. Se toma control de radiográfico, si no se ha perdido corrección, se sigue utilizando el corsé hasta el retiro completo.
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